Ayer me levanté bastante cansado después de la caminata pasada por agua. Hacía más o menos buen tiempo por la mañana, por lo que decidí salir a dar una vueltecita por el centro. Pero el buen tiempo decidió darme la espalda según salí a la calle, por lo que empezó a llover de nuevo. Esta ciudad es la ciudad maldita. Pretendía establecer el Hostel como campamento base, y de ahí tener placenteros paseos por las montañas y las cascadas, pero Zeus me manda rayos y truenos por doquier. Me escabullí de la tormenta y me metí en ese mercado en el que nadie habla inglés, y mucho menos español. Compré una cervecita para la hora de comer. Unas verduritas para hacer con pasta y me volví al Hostel. Hice comida para un regimiento, la cual me sobró para la cena y para el desayuno de hoy. No controlo de cantidades cuando estoy en Madrid, ni mucho menos voy a controlarlas cuando estoy fuera de casa. Hice comida para todo el Hostel y parte de la población del extrarradio de Banja Luka.
La siesta me llamaba. Y si te llama una siesta, pues coges y te la echas y está. El plan de la bici y de las cataratas estas de Krupa na Vrbasu se iba al garete con el mal tiempo de nuevo. Una vez caigo en el error de salir cuando está nublándose, pero si ya está con ganas de llover a mares me parece a mí que ya no me pilla de nuevo. Me pillará de sorpresa, pero con la pinta que tenía el cielo. La siesta, con su inevitable intento de leer en un principio, se prolongó hasta las seis de la tarde. Desperté con el Lobo Estepario acariciándome la tripa. Y con tres compañeros de habitación comunicándose conmigo por primera vez a través de ronquidos en bosnio-croata-serbio.
En el Hostel todo estaba en calma, así que cuando llueve y uno se tiene que quedar en casa, ¿qué es lo que hace? Efectivamente: seguir comiendo. Merendé y me puse a leer, esta vez en serio. No me había acordado hasta que vi las noticias de que ayer por la noche era la final de Champions. La vi con la recepcionista y con dos orientales cuya procedencia exacta no sé. Dicen que aquí en Europa vivimos el fútbol con mucha emoción, pero ellos gritaban los goles más alto que yo. Y es que ver un partido con los comentarios en bosnio la verdad es que le quita bastante emoción. Son algo extrañas las jugadas polémicas, las tarjetas… Pero bueno, lo vi y tuve tertulia con la recepcionista. “Aquí los políticos solamente hablan y nos saben de qué hablan, porque ellos han vivido las guerras desde sus casas o desde el exterior”. Ella nació en un pueblecito de las montañas, y dice que nunca se adecuará a la vida de la ciudad. Y que para una vez que viene a la ciudad a estudiar, va y estalla la guerra. Estuvimos hablando de esto y lo otro hasta que empezó el partido. Y cuando terminó el partido yo me fui a la cama, a leer un ratito. Que estoy que no paro con esto de la lectura. Me emociona tanto haber vuelto a los buenos hábitos que lo cuento todos los días. Es una de mis mejores hazañas hasta el momento en este viaje.
Hoy me he levantado y todo apuntaba a que iba a hacer buen tiempo. Eso dijo el Paco Montesdeoca de aquí ayer. Lo dijo en bosnio, pero yo lo comprendí todo. Los dibujos del tiempo son iguales. Así que he cogido mi macuto y mi mochila y me he ido de pateo hasta un sitio más o menos bueno para hacer dedo. Y bueno, a mí me parecía un buen sitio. He estado allí dos horas y nada. Me he comprado una botellita de agua para la espera (moraleja: mirar que no tenga burbujas la próxima vez. Era con gas y esa agua no quita la sed. Solución: agitarla un rato). Han pasado ciclistas que me han dicho algo sonriendo. Supongo que sería “buena suerte”. Aunque de buena suerte nada, así que a lo mejor estaban diciendo “pues aquí te vas a petrificar esperando”. Luego ha pasado otro hombre mayor en bici, cuando ya llevaba las dos horas esperando, y me ha dicho algo como “un kilómetro. Benzin.” A lo que he respondido con un “Hvala (gracias)” y me he parado a analizar. Debía ser que a un kilómetro había una gasolinera, así que hacia allá he tirado sin pensármelo.
Sentadito a la salida de la gasolinera he esperado un buen rato también. Con mi cartelito y mi equipaje y mi buena cara hacia las personas que me decían que no. La verdad es que el tiempo se me ha pasado rápido. Debe ser que la esperanza es lo último que se pierde. Y si hay humor hay vida. Y como había esperanza y había humor, porque yo me descojonaba cada vez que uno me hacía la subidita de hombros y de cejas, pues allí he estado fumando y esperando. Y bebiendo agua desgasificada manualmente. Al final he acabado hablando con uno de los gasolineros, que sin tener ni pijotera idea de inglés conseguía apañárselas para entablar conversación conmigo. He debido ser lo más interesante que le ha pasado en dos días. Me ha dicho que es difícil conseguir que alguien te lleve un trayecto largo. Que la gente lleva para trayectos cortos. Lo de que la gente, por lo general, es desconfiada ya me lo habían advertido en el Hostel. Pero yo tenía en mente que pasase algún turista con su coche de alquiler diciendo “pobre mochilero. Súbele que se venga con nosotros”. La comunicación con el de la gasolinera ha sido algo mejor que con las tenderas del supermercado. Tenía su gracia. A lo mejor es lo mejor que me ha pasado a mí también en el día de hoy. Le he preguntado por mañana, para coger el bus, o si había algún tren. La palabra “train” lo la pillaba, así que nos hemos entendido a ritmo de “Chucu chucu chú, pi, pi”. Le he preguntado por el Chucuchucu y el me ha respondido, literalmente, “Ohh, bus yes, station. No, no chucu, chucu, pi, pi”. Y se ha reído.
Al rato de volver a esperar he decidido deshacer lo andado y he vuelto al Hostel. De camino han empezado a llamar a rezo desde una mezquita. Me he quedado un poco desubicado hasta que he relacionado la gran cantidad de población musulmana que aquí hay. Al llegar, estaba la dueña del tinglao, que me ha dado toda su buena suerte por la mañana. Cuando me ha visto aparecer a puesto carita de “pobrecito, aquí estás otra vez. Me vas a acoquinar otra vez 20 marcos!”. Eso es lo que ha pensado, y me ha dicho “Sube arriba y elige cama. Ya sabes dónde está todo. Mañana me pagas, no te preocupes”. Es una chica muy joven, muy orgullosa de su negocio. Ahora le toca pringar todo el verano, pero luego se irá a Grecia con mi inestimable ayuda para pillar sus billetes.
Me he ido a dar la enésima vuelta por Banja Luka. Tienen un pedazo de parque que, vale, no es lo mismo que el de Zagreb, pero los niños corretean que da gusto. Y los jovenzuelos se magrean que da gusto. Porque la primavera la sangre altera, pero el verano hace que tengan los glóbulos rojos cachondos perdidos. Ha sido de esos paseos que te pones a andar y da igual lo que haya a tu lado (carteles de concierto de Emir Kusturika en Banja Luka el 9 de Junio en el MediFest), que tú vas pensando en tus movidas y cuando te das cuenta dices “Adiós! Móstoles!”. Y no era Móstoles, pero estaba en las afueras de Banja Luka, porque estaba al lado de un Leroy Merlin con columpios y de un cacho de supermercado. Ahí he dado la vuelta y me he vuelto para el Hostel a prepararme una cena rápida. Y aquí estoy, medio viendo Erin Brokovich, medio escribiendo blog, y medio fumando a ratos.
A dios pongo por testigo que mañana salgo de esta ciudad. Aunque sea cojo el primer autobús que me encuentre y que me lleve lejos de aquí. Voy a madrugar para llamar a la estación y que me digan cuando puedo conseguir mi permiso de salida hacia Mostar. Que esto es más complicado que el visado ruso.
Un beso enorme para cada uno, de un autoestopista frustrado pero con ilusión.
Dos Izares me han dado los buenos días cuando todo parecía soleado y parecía que iba a pasar la tarde en Mostar. |
Todo mi equipaje y toda mi ilusión |
La calle principal de las compras en Banja Luka. Nada del otro mundo. |
Cristo nos da la bienvenida a la iglesia del futuro |
WK Borac Banja Luka. Este es el estadio, y tócate un pie, que han ganado la liga este año. Ayer había evento festivo en este estadio. Conciertos, fuegos artificiales que llegué a ver y a oír, etc. |
Si no hay autobús, coge la bici y no pares de dar pedales!!!!!!!. (Eso sí, mira primero la predicción meteorológica......)
ResponderEliminarGRANDE!!!
Sigue adelante.
Qué buena la foto del "lada-cebra" (aunque nuestro "guindilla" no tiene nada que envidiarle) y difícil de superar tu dominio de los idiomas en situaciones difíciles: ¿Cómo era: chucu, chucu, pi, pi? Jua, jua, jua!!! Cuidadin cono el agua desgasificada manualmente, no sea que te haya sentado mal ;-))
ResponderEliminarBueno ,suerte para mañana y que no te falte ese estupendo humor que tienes para contarnos tus batallitas.
Beeeeesos!
Mamá