El domingo llego a Jeju cansado y estrepitosamente animado por los aires de esta nueva ciudad. En la terminal de ferry pregunto qué bus pido un mapa de la ciudad y, tras dejar mi mochila en las taquillas, me dirijo a la ciudad con las indicaciones dibujadas en mi cuaderno. Curioso sistema el de las taquillas. Metes tus cosas y cierras, pero tienen una ranura para depositar el dinero, que obviamente no deposité porque no había nadie vigilando a esas horas (7y pico de la mañana). Asombrosa la manera en la que aprieta el sol a estas horas de la mañana en Jeju.
Tras localizarme en el mapa por segunda vez, y estar bastante seguro de que las indicaciones que yo tenía, obtenidas de internet, no encuentro el Hostel. Doy vueltas tres manzanas consecutivas, no vaya a ser que me esté confundiendo de calle principal, pero no doy con él. Entre paseo, desayuno y búsqueda, estoy una hora y media dando vueltas. Vuelvo a la terminal a recoger mis cosas, pero ahora le pregunto a la chica dónde, cómo y cuándo está el Hostel. Ella no lo tiene en su guía de “guesthouses”, pero consigo hacer que lo busque en internet y llama. Alguien al otro lado me contesta y me dice que vaya. Me da la contraseña de la puerta de abajo y me dice que le espere en el primer piso, hasta la hora de check-in.
Cuando llego al hostel, ahí está Phillip. Ya son las 10 y algo de la mañana, y dice que también está esperando al dueño para pagar. Philip es alemán. Entre unas cosas y otras decidimos irnos juntos a la playa, después de que baje Lee, con una resaca estratosférica, y una cara asombrosa también.
Un autobús nos lleva a Handeok, donde tienen una playa de aguas cristalinas. Aquí la gente se baña con camiseta, y si pueden con pantalones largos. ¿Es el siglo XIX? Pues no! Es que les gusta mantener su color de piel blanquecino tirando a pálido nuclear. Cuando van a la montaña se cubren en manga larga, pantalones largos, guantes, gorras, gafas, incluso algunos con máscaras, para no recibir la luz del sol. Mamá, no conocen la crema factor 80. Ven aquí y enséñales un poquito a estos incautos. Con nuestros tres “gimbap” (los royitos estos de arroz con verduras en el medio, que en Japón se llaman “maki”) y una cerveza contemplamos el mar con ganas. Estamos a la sombra de una roca, llena de bichos enormes. Una curiosa fauna la de este lugar. Baños tras baño optamos por movilizarnos hacia la parada de autobús. Las horas se han pasado volando, y yo necesitaba un día relajante de playa y bañito. La playa cansa, y cuando llegamos al hostel cenamos, pero nos vamos prontito a la cama, que el lunes nos espera una gorda.
Me levanto el lunes y Phillip ya se ha ido a Hallasan. Ha debido salir a las 7 de la mañana. Yo me despierto, pese a la incredibilidad de la propia cifra, a las 7.30. Un día de estos tengo que hacerle una foto al reloj a esa hora, confiando en que todo el mundo piense que me estoy levantando y no que me estoy acostando. Vida nueva. Me voy a alquilar una bici. Tito Fer, esta no tiene que ver con comida, pero también va por ti.
Donde me han dicho que tienen bicis no las tienen, y allí me dicen un sitio donde sí las tienen. El joven abre la tienda, y parece salido de una escuela profesional de Taekwondo. Realmente un tipo peculiar que a la pregunta de si habla inglés me responde “no, but tell me”. Le digo que quiero una bici para un día, y me dice que son 15.000won (10 eurípides). Le escribo en el papel que 10.000, pero él me dice que no. Hago la maniobra de sonreír y recoger mis cosas, pero el me mira sonriendo también, como diciendo “a dónde vas? Si soy el único que alquilo bicis en Jeju”. Al ver que no baja precio ni se baja de la burra, acepto. Saca la bici y me emociono. Es muy pro-fesional. Me da guantes y casco.
Bajo lanzado por la ciudad de Jeju hacia el puerto, que es la parte que conozco. Primero quiero ver una roca que dicen que tiene forma de dragón (Yongduam Rock). Está petado de gente y yo, desde lejos, no veo ningún dragón por ninguna parte. Cojo mi bici y emprendo camino hacia el este de la isla.
Pedaleo sin rumbo. Solamente el este es mi destino. Entre carretera y carril bici continúo sin parar. Veo el desvío hacia la playa de Handeok, donde estuve el día anterior con Phillip. Creo que haré una parada técnica, un bañito, y seguiré adelante. Al quitarme el casco, una mariposa negra y blanca del tamaño de mi mano sale volando del casco. Me asusto y me alegro a la vez. Curiosa situación que una mariposa de tal tamaño haya estado en mi casco tanto tiempo. Y diréis “todo en corea tiene el tamaño de su mano o de la palma de su mano”. Creo que es una medida muy recurrente para que os hagáis una idea.
Continúo pedaleando hacia el este. El sol aprieta y yo ya voy sin camiseta. La gente no para de saludarme. Un gasolinero incluso me grita desde la gasolinera “ANNYEONG HASEYO!!!”. Yo le respondo con placer. Estoy pleno, pedaleando y saludando (y sudando). Cuando la carretera pasa a orillas del mar, o a orillas de las huertas, locales secan sus vegetales marinos o del huerto en el carril bici, por lo que a veces me toca frenar en seco (como los vegetales) ante su mirada loca. Otras veces los esquivo con cautela. Un grupo de seis señoras con desbrozadora y cubre-cara descansan de su trabajo, recortando los hierbajos de los bordes de las carreteras. Al pasar a su lado las saludo. Ellas paran su conversación, me miran, sonríen, saludan y me miran. Me encanta esa costumbre. Cuando te sientas solo, saluda al primero que veas. Tendrás unas palabras exclusivamente dedicadas a tu persona.
No llevo la cuenta de los kilómetros, pero llego a Manjanggul. Allí se encuentra el túnel de magma volcánico (no activo) más largo del mundo. Se trata de una enorme cueva tallada por el magma del volcán Halla (ahora principal montaña de la isla). El túnel mide unos 7 kilómetros y cuenta con unas bóvedas que en ocasiones llegan a los 15 metros en las zonas visitables. Es mi primera vez en un túnel de lava. Hace un frío de pelotas. He pagado la mitad, porque me he fijado que hasta 24 años se paga la mitad. Inteligente chaval, u observador. Una señora me pregunta de dónde soy y me explica todo lo que sabe sobre Majanggul en inglés. La estoy muy agradecido. “Free service guide” otra vez. Al llegar al final del túnel tienen una de las columnas de lava (se trata de una estalagmita enorme que se ha formado al emanar lava de un conjunto superior y caer en gotitas calentitas). Bien, como los coreanos son tan fashion, está iluminada. Hasta ahí todo bien. La cuestión es que está iluminada con luces de cambiantes colores. Parece más una discoteca llamada “Stalagmita”. Buena idea para un futuro.
Salgo de la cueva tras tantear el mapa me vuelvo a poner en marcha. Esta vez para volver hacia Jeju, lugar de procedencia. Pero esta vez, en vez de por la carretera, volveré por la carretera de costa. Se hacen unos pocos más de kilómetros, pero me gustará. Al cabalgar sobre mi bici de nuevo me doy cuenta de que mi culo tiene unos dolores atroces. No estoy acostumbrado a estos deportes, pero con el tiempo me voy amoldando. Veo en el mapa un pueblo cercano que tiene el “anti-japanese monument”. Una cosa es que celebren la independencia de la invasión japonesa y otra es que tengan directamente un monumento antijaponés. Da igual, porque no encuentro el monumento por ningún lado, así que opto por seguir camino de vuelta.
Mucho mejor ir a pie de costa, que no hay cuestas, pero hay costas. Gente secando más algas. Incluso secando calamares en una cuerda de tender. Gente saludando y demás. Y unos parajes mucho más bellos que a la ida. De hecho la vuelta me cuesta mucho menos porque voy viendo lo mejor. Pero así mejor, dejando lo mejor para el final. Y sí, lo mejor viene al final cuando llego a Jeju y la última cuesta hasta la tienda la tengo que subir andando porque creo que tiene una pendiente del 100%, o más! Es la misma pendiente que he bajado cuando he alquilado la bici y he galopado airoso (cuesta abajo).
Llego al hostel y compruebo, apoyado por googlemaps u otro buscador de mapas más exacto (porque google se pierde un poco en Corea), que me he marcado una etapa de… Atentos, preparados… 80 Km!!! Así que para celebrarlo nos vamos a tomar unas cerves Phillip, Tom (un australiano nuevo fichaje) y yo.
Entre el kilometraje y el decilitraje, el martes me levanto con algo de resaca. Aun así, me levanto a las 9 menos cuarto. Tom, con una cara torcida me dice “Do you know the time?”. Debe estar pocho, porque no sé cuándo ha llegado. Se quedó hablando con una coreana. Phillip ya se ha ido. Tenía un vuelo a Busán. Tom se pira también. Me quedo yo solo en el hostel. Lee, el dueño, me dice que va a ir a Hallim, así que entre pitos y flautas, me acabo yendo con él y me deposita en la playa. Día de relax. En una esquina de la playa no hay mucha gente. Me tumbo. Me leo. Me baño. Me vuelvo a leer y tumbar. El mar está lleno de pececitos. Las rocas son volcánicas, pero la playa es de arena blanca. Mientras leo, una voz a unos metros me dice algo en inglés. “Where are you from?”. Me dice que me acerque. Su nombre en Chun Yun, pero su nombre inglés es Jessy. Debe ser otra chica adoptada. No la he preguntado. Nos hemos echado unos bañitos, hablando de nuestras vidas. He descubierto con ella que la isla tiene muchos acuíferos, al ser la roca volcánica tan porosa. Y, para los que conozcan la Fuente Labrada, bajo el agua sala en la playa salen borbotones de agua dulce que provienen de estos acuíferos. Está fría, y al bajar la marea sigue manando y se puede beber. Acojonante! Al volver del agua Jessy se ha puesto a leer en su sitio y yo en el mío. No hemos hecho ni amago de juntar las toallas. Y al rato le he dicho que me piraba a dar una vuelta. Me he ido a ver atardecer a un faro. Bonita despedida de un día relajado, meditando sobre Filipinas (obtuve en Seúl la guía de LonelyPlanet “SouthEast Asia in a shoestring”. En español se llama “Sureste Asiático para mochileros”), sobre la excursión al volcán Hallasan que voy a hacer al día siguiente, y demás quehaceres de automeditación.
Un miércoles que no es cualquier miércoles comienza a las 6.30 de la mañana. Voy a coger un autobús que me llevará a la entrada de Seongpanak, hacia la cima del volcán Hallasan. No sé cómo será subir al Teide. No he estado. Pero esto era un paseo por el parque. Todo lleno de maderitas haciendo las veces de escalones a lo largo de los 9 kilómetros de subida. Cuando no hay pasarelas de madera hay escalones. Cuando no hay cuerdecitas para que no te salgas del camino, hay gente que te hace ver el camino. En Hallasan, la especie que más abunda es el “Homo Sapiens de ojos rasgados”.
Subiendo, decido ir hacia una ruta alternativa (totalmente señalizada) de ida y vuelta. Es para ver un cráter secundario de la montaña. La gente llega resoplando. Pero nada puede detenerme de camino a la cima. Los plátanos me aportan el potasio necesario para ir escopetado. A veces en fila detrás de un grupo de ocho o diez. Les adelanto. Voy suelto cual gacela campestre. Llego arriba y todo está lleno de coreanos, pero eso ya no importa. Es mi propio reto y está superado. Mientras como mi kimbap y otro plátano un coreano me pide hacerse una foto conmigo. Su novia capta el momento. No hay más occidentales alrededor. Solamente de subida me he topado con un canadiense. Aquí, además de saludarte todo quiski, los occidentales nos saludamos entre nosotros, y a veces tenemos conversaciones y todo.
Bajo como un tiro. La cima ha sido asombrosa, pero no me paro por nada a la bajada. Tampoco hay nada extremadamente interesante. Creo que en el día de hoy las fotos mandan. Lo demás queda dentro de mí. Tengo que andar un par de kilómetros o tres más por renunciar a coger un taxi y querer ir en bus de vuelta a Jeju. Allí, una vuelta por el centro y unas cervecitas en el hostel me piden irme a la cama a la 10. Estoy cansado, pero no matado. Estoy cogiendo fondo. Entre la bici y este pateo, creo que he superado algunos topes que le tenía puestos a mi físico. Orgulloso, feliz y activo, me despido desde Jeju-do. Me quedan dos días de playa y lectura. El viernes cojo un ferry a Busan por la noche. Llego por la mañana del sábado, y por la noche vuelo a Manila. Sí, a Filipinas!
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dejando huella en la playa de Hamdeok |
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Festín para la araña |
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Restaurantes con peceras a orillas del puerto de Jeju |
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El túnel de lava de Manjangul |
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Columna creada por la lava, que ahora parece un garito psicodélico |
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Todo un profesional en la materia |
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en algún lugar en el noreste de la isla. los guantes molan, pero me han dejado las manos blancas y el resto del cuerpo moreno |
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Dolharubang - Abuelo guardián de la isla, pueblos y casas, que ayuda a combatir lo momentos difíciles |
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Monumento a la mujer pescadora |
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Hyeopjae |
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Borbotones de agua dulce que brotan en la orilla del mar |
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¿Busca a su hijo? Está haciendo pis a su lado |
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Atardecer en el puerto de Hallim |
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Sí Isa. Tu enanito sigue cabalgando |
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Sí Isa. Tu enanito sigue navegando, caminando o viajando. Como tú quieras |
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A las 8 menos cuarto de la mañana, este cervatillo pasea a nuestro lado. no está asustado, lo que me hace pensar que están más que acostumbrados a las visitas de los "homo sapiens" a Hallansan. parece que le han sacado y le han dicho "son las 7 y media. a levantarse. tienes que mostrarte al público". no temerá porque aquí no los cazan. |
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Como no estés antes de la una arriba, no te dejamos seguir la ruta |
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Cara de muerto, pero noera para tanto a 1500 metros de altura |
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En la cumbre |
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la otra cara de la cumbre |
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El puente sobre el NO río |
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Pues claro que se va a caer, jugando al fútbol de esa manera con las piedras |
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No son nazis, son budistas |
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A la bajada la carretera se bifurca durante 200 metros para volver a juntarse. este lado de la carretera se llamo "misterious road", y no sé por qué |
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La principal ciudad de Jeju-do (Isla de Jeju) se llama Jeju |
pero melòn! como que pilipinas? no tenia yo ni idea de estas cosas! y sin consultarmeee! qué alegría que alborotoo! por cierto creo que para cuando vengas ya sabemos que vas a hacer, presentarte para el tour? 80 km? a que estas jugando?? jajaja, mucho animo bonito mio y disfruta todo el rato vale? un besito fuerte fuerteeeeee
ResponderEliminarte echamos de menos bows, sigue alegrándonos con tus historias! muchos besitos, claus
ResponderEliminarBowis!Pero bueno, que te me estás quedando en los huesos, cuando te vea la Nati te va a hinchar a rosquillas. Ya me habías dicho que te tenías que comprar unos pantalones nuevos, pero es que si quieres te puedo dejar unos míos..jaja. Nada, que voy un poco atrasadilla con el blog, aunque por suerte he podido hablar contigo, pero a partir del día 13 soy una persona libre y con todo el tiempo del mundo para terminar de leérmelo, releérmelo y escribirte un mail consistente, por si te has terminado ya los libros.
ResponderEliminarVIAJAR ES VICTORIA “Refrán beduino”
Suscribo lo que dice Anita.
ResponderEliminar¿Dónde están esos michelines y lorcillas? Je, je, je... Creo que te voy a envíar un paquete urgente de "torreznillos" de Soria para compensar esas largas caminatas y paseos en bici. Ahora que eres puro músculo, cualquiera se atreve a ir contigo de paseo al monte!!
Esperamos ansiosos noticias de Filipinas.
Besos gordos, gordos
Mamá