sábado, 24 de diciembre de 2011

Takeo: donde los niños anhelan compañía --- Andeoung Teuk: Un proyecto de vidas

Hace ya dos semanas que llegué a Andeoung Teuk, y no he tenido ni un minuto para poder escribir algo. No tengo ni un minuto para recapacitar ni un segundo para planear. Andeung Teuk sucedió de repente, después de un paso por Phnom Pehn, la capital, y por la provincia de Takeo. Cuando fui a Phnom Pehn fue solamente para encontrarme con Samnang, el coordinador de un proyecto en un pueblecito perdido de la provincia de Takeo. Llegué al jaleo de la capital, con sus docenas de miles de motos y coches aglomerados por las calles. Con sus cientos de personas. Con su caos camboyano en cada esquina.

Phnom Pehn es solamente una capital. No tiene nada realmente atractivo, por lo que decidí pasar allí el menor tiempo posible y así poder ir al orfanato que Namsang  lleva en la provincia de Takeo. Pasé solamente una noche en Phnom Pehn, y de allí marchamos directos hacia los niños. Leo, Nora y Jane fueron las compañeras de viaje hacia aquella insatisfactoria experiencia. Me refiero a que no fue lo que esperábamos, porque no era lo que Samnang cuenta en su página web. Digamos que anuncia un orfanato que no existe. Digamos que llama a la gente a ayudar en un proyecto en el que los niños rescatados de la extrema pobreza, de la esclavitud infantil y del tráfico sexual no existen. Solamente existen niños. Maravillosos niños que entran y salen de la escuela que Samnang tiene. Que juegan, que suben, que bajan, que trepan, que gritan, que sueñan que vuelan, que nuegan. Niños. Que no digo que necesite rodearme de miseria, pero sentí que aquellos jovenzuelos no necesitaban mi ayuda. Era un ambiente rural. Era un ambiente poco desarrollado en las condiciones más básicas de Camboya. Pero, aun así, Samnang faltó a su palabra. No existía ningún tipo de orfanato, y el proyecto que Samnang tiene es subvencionar de su propio bolsillo los gastos de dos profesores de inglés en la escuela pública y facilitar clases de inglés en la clase que él mismo tiene en su casa. Más allá de eso, subvenciona facilidades sanitarias a la comunidad, como los baños o un tanque de agua potable. Una persona que de sus propios ingresos ayuda a una colectividad en su desarrollo, pero que lo que ofrece al que pretende echar una mano resulta ser una mentira. Se supone que íbamos a ayudar con las clases de inglés, pero él ni siquiera estaba allí. Ni siquiera teníamos un plan. “Jugad con los niños”. Eso fue lo que nos dijo y eso fue lo que hicimos durante tres días. Nada más y nada menos, y pasó a ser uno de los mejores momentos del mundo. Enseñar a un camboyanito a hacer aviones de papel y hacerlos volar puede ser alucinante; enseñarles a hacer pompas de jabón emociona; que trepen por tu cuerpo como si fueras una torre te hace fuerte; compartir mañanas y tardes fue increíble, pero después de unos días, nos sentíamos como vacíos, y decidimos marcharnos.

Allí dejamos a un niño con algún tipo de deficiencia mental al que todo el mundo rechaza, pega, da dinero para que no esté cerca… allí le dejamos, después de conseguir sacarle alguna sonrisa y que el intentara sacarnos algún billete de nuestros bolsillos cuando nos despistábamos. Allí dejamos al niño desnudo que no tiene con que vestirse, pero con otra sonrisa en aquella cara sucia. Allí dejamos a los escaladores de árboles. Allí dejamos a la familia de Samnang, a la que los niños no le interesaban ni lo más mínimo. Allí dejamos aquel cuento vacío de un final, pero que tampoco tenía ningún principio. Allí dejamos a Kindal, una buena persona que se ve absorbida por un proyecto que no tiene ni pies y cabeza salvo para el dueño.

El trayecto desde Takeo hasta Andeoung Teuk fue largo. Muy largo. Eterno. Sin improvistos, solamente largo. Llegué a Andeoung Teuk con intención de pasar la noche allí y después partir para Chi Phat, a 20km. Me encontré con unos chavales en la guesthouse, tres belgas, que me dijeron que había un centro de información cerca que también daba clases de inglés. Me dijeron que iban a cenar allí, y decidí pasarme con ellos. Y desde aquel día aquí estoy.

Sopheap es el que lo lleva. Se trata de una iniciativa por la que hacer que Andeoung Teuk, y en el futuro sus alrededores, descubran por si mismos la manera de no depender de los demás para poder labrarse sus propias vidas. El proyecto tiene cuatro bases fundamentales que son la educación, el medioambiente, la sostenibilidad y el desarrollo de la comunidad. Ninguna de esas cuatro patas se sostiene sin la otra. Se trata de forjar una educación en los jovenzuelos, que después podrán transmitir a los demás. Se trata de enseñarles a pensar de manera crítica. A ofrecer factores medioambientales para que ellos mismos decidan si es factible o no seguir quemando y talando el bosque. Se trata de sostenibilidad en el punto en que se les pueden facilitar las bases para ser autosuficientes sin necesidad de inversión exterior o sin necesidad de emigrar si ellos no quieren. Se trata de poder hacer que esta comunidad exista por sí misma, haciéndoles entender que si cuidan el medioambiente será un bien de futuro para ellos y para los que visitan el lugar.

Se trata de hacer algo para que la gente salga adelante con los recursos que tienen aquí. El entorno es el recurso más grande y diverso que pueden poseer, y ellos son los que mejor lo conocer. Facilitarles los medios para que lo puedan enseñar a los turistas y viajeros que visitan la zona es darles una pequeña caña de pescar. Facilitarles inglés para conseguir el acercamiento a los turistas es facilitarles una manera de ganarse la vida.

Sopheap nos deja las clases de inglés a nosotros, donde niños de 3 a 20 años (no tan niños) pasan por el B.C.D.O. (Botumsakor Community Development Organization) cada día. Más de 80 niños al día. Un lugar donde estoy aprendiendo yo mucho más que los niños. Donde él tiene claros los objetivos a corto, medio y largo plazo y no se deja engañar por falsas expectativas. Donde todo se debate y se aceptan sugerencias. Donde se ve que todo funciona gracias a él y a la colaboración de todos aquellos que por aquí se pasan. Donde me siento parte de algo de nuevo. Donde el término “ayuda” pierde un sentido y gana otro. Donde se trata de ayudar y de sentirse útil. Donde cada día se ve el progreso de primera mano. Donde se muestran valores y educación. Y es un sitio donde se ve que no todo se basa en el dinero. Aquí lo que se intenta facilitar es inmaterial.

El resto de proyectos, basados en ideas para la sostenibilidad de la comunidad y cuidado del entorno parten de las ideas de Sopheap. Estuvimos liados con la producción de bloques de hojas secas para cocinar. Se trata de la recolección de hojas de árboles para después triturarlas. Se prensan y se obtienen ladrillos que al prenderlos consiguen dar el calor suficiente para cocinar durante unos 30-45 minutos. Enseñar así a la gente a que no es necesario talar el bosque para la obtención de madera para la cocina. Que el B.C.D.O. les puede facilitar esos ladrillos si ellos colaboran con la recolección de hojas. Más allá de eso, y a medio plazo, se pretende la elaboración de una huerta para vender verduras en el mercado local, y así hacer que el B.C.D.O. pueda seguir adelante. Todo con los pies en la tierra. Y cuando se tienen los pies en la tierra que camina despacio. Y cuando se camina despacio se ve el progreso poco a poco y desde cerca. No como desde las nubes, que solamente se tiene una pequeña idea de lo que sucede aquí abajo.

Además de colaborando, aprendiendo de todos ellos. De niños y mayores. De tener un contacto de primero mano con Camboya. Con una parte de ella. Con una pequeña parte, no solo porque lo niños sean pequeños. Pero una inmensa satisfacción de sentirme parte de algo. Aprendiendo que no todo es como uno piensa. Que las cosas, a veces, van más despacio de lo que parece, y que aunque parezca que van marcha atrás, en realidad lo que hacen es muy lentamente hacia adelante. El poder ver manzanas coloreadas con “plastidecor” por todos lados, ver la silueta de las manos de los niños en papel, el gozo de poder enseñar una palabra al día, el darse cuenta que algo no funciona, el poder sacar una sonrisa a un niño aburrido, el aprender los colores en camboyano. Saber que en Camboya silbar es de mala educación. Que eructar no es algo malo. Que andar descalzo libera tus pies. Que una pelota es mucho más que una pelota. Es una tarde de sonrisas y gritos. Que la palabra “elephant” o “flower” pueden ser tan difíciles de pronunciar y tan fáciles de dibujar. De dejar rienda suelta a la mano artística de un niño que pinta manzanas con pelos y extrañas criaturas. El poder sentir el budismo y sus bases. Llegar a mantener una conversación y enseñar que se puede no creer en una religión y en todas a la vez. El aprender que hay gente que no tiene opciones en la vida. Sentirse afortunado. Ver que dar las gracias con las palmas de las manos juntas y los dedos hacia arriba se está convirtiendo en un acto reflejo. El decir “ka phe tok ko to kau” (café con leche con hielo) y que te comprendan después de dos semanas.  Compartir el whisky bueno y barato de aquí con conversaciones que enseñan mucho más que los libros. El ver que un paquete de tabaco tiene dinero dentro como parte de un premio, y que los tapones de las botellas a veces también. Que una niña de tres años consiga decir “hello”. Que una vaca cruce tu clase cuando estás enseñando la palabra “vaca”. Que enseñes la palabra “llover” y empiece a llover. ¿Es eso magia? Enseñar el término “gato salvaje” y que los niños den como ejemplo el pez gato. Que una gallina no es un reptil aunque no vuele y ponga huevos. Que enseñar inglés no es destrucción de cultura sino un medio para extenderla. Enseñar que no tienes por qué tener tus propios lápices de colores si cada uno tiene un color y se pueden compartir. Que una manzana no tiene por qué ser roja. Que un caballo puede ser una cebra si solamente tienes el rotulador negro. Que una foto dura para siempre salvo que la borres. Que mirando por un agujerito puedes capturar un momento. Que la pizarra no es solo del profesor. Que los niños tienen que jugar y reírse. El ver que aunque se piense que se está haciendo mal es que solamente se está haciendo despacio. Todo eso y mucho más se aprende aquí. Todo eso se adquiere queriendo o sin querer. Todo eso es un pequeño resumen de estas dos semanas en Andeoung Teuk.

Un día de visita a la escuela pública de Andeong Teuk.

Una pequeña parte de mi clase - Andeoung Teuk

Barbacoa en la jungla - Andeoung Teuk

Niño-pompa - Takeo


Takeo
Takeo

Niño con deficiencia mental maltratado y sobornado para que no se acerque al resto - Takeo

Takeo

Takeo

La armónica, aunque sin saber tocarla, ha llegado a buen puerto y ha sido de gran utilidad - Takeo

Takeo

Jack Danniel's Boy - Takeo

Manglar en Andeoung Teuk

La familia de Andeoung Teuk en el BCDO

Un gallo comiendo coco - Andeoung Teuk

Naked boy - Andeoung Teuk

Los monos del lugar gritan "play monkey". y eso significa que quieren jugar a treparme - Andeoung Teuk

Andeoung Teuk

Terminator camboyano de un solo diente. Mi niño rebelde - Andeoung Teuk

Fauna del lugar - Andeoung Teuk

Khmer Whiskey 31 - Nuestro compañero de alegrías y penas. Todo se discute en compañía del whiskey. todo lo que se tenga que hablar sobre el proyecto se habla después de la cena con unos tragos - Andeoung Teuk



Sopheap, el pirata de las sandías

David Villa está en mi clase de por la noche

Más terminators - Andeoung Teuk

Monkey school - Andeoung Teuk

3 comentarios:

  1. FELIZ NAVIDAD!!!!

    Absolutamente impresionado!!! Eres un figura!!!!

    Mejor profesor no van a tener esos chavales.

    Disfruta y sigue adelante!!! GRANDE!!!!

    Un beso enorme desde los frios de esta nuestra España!!!!

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  2. FELIZ CUMPLEAÑOS SOBRINO!!!!!!!!!!!!!!!!!

    SIGUE CON TU AVENTURA, QUE GRAN REGALO PARA TODOS NOSOTROS!!!!!

    GRANDE!!!

    TE QUEREMOS. UN BESAZO ENORME

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  3. feliz año bohuixxxxxx!
    soy la palo, aquì flipando con tu viaje! eres lo màs grande, valiente!!!
    te mando un abrazo desde madrid y todo el powah para tu aventura :)
    cuìdate mucho, pequeño saltamontes!

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