No hace falta ver cascadas y montañas. Subirte a los picos más altos y andar tres días perdido por la jungla para pasarlo bien en Tailandia. No hacen falta buenas fotos (aunque las tengo) para tener un buen recuerdo de un lugar. Y ese lugar, por el momento, se llama Pai. Perdido en algún momento, aunque encontrado recientemente, en las montañas del norte de Tailandia, esta pequeña ciudad es meca de viajeros que quieren la fiesta y la dejadez de una isla, pero en las alturas. Un buen lugar donde dejar de lado todas esas expectativas de viajero de a pie. Dejar todos esos ajetreo de autobuses y guías de viajes. Dejar todo eso que a veces es una pesadilla para encontrar la rutina y la calma de nuevo. O, si no quieres tanta calma, salir por ahí toda la noche. Todas las noches. Pai es un epicentro cultural que, gracias a la constante llegada y salida de viajeros, conoce mil culturas y dos mil historias. Mil maneras de ver la vida y dos mil maneras de cómo contártela. De darte perspectivas e ideas. De tener tu sitio para desayunar hablando sobre India, los 13 elementos básicos, o de aquel que hizo autoestop a lo ancho de Europa con una nevera. Pai tiene historias. Algunas buenas. Algunas no tanto. Algunas con las que no puedes parar de reír. Algunas con las que te echarías a llorar. Pai tiene música en directo. Pai tiene a un Jack Sparrow andando por la calle. Encuentras historias tiradas por la calle. Vas a tomar un café y vuelves con la idea de quedarte una semana más. Encuentras a esa cantautora llamada María que te hace ir a ese mismo bar todas las noches para escuchar su voz una vez más, porque ya te has aprendido alguna de sus canciones de memoria. Porque te recuerda a mamá y a papá. Escuchar Tears in Heaven o Sultans of Swing en mil diferentes versiones de mil diferentes gargantas y cuerdas (vocales y de guitarra) hacen que te atrapes aquí sin poder evitarlo. Pero todo se resume en historias que son compartidas. No en ese lugar en el que ir, firmar y pirarse. Ir, compartir y quedarte.
Rechacé esa idea antes de venir aquí. Ahora no veo porque estaba tal mal. Tal vez porque tanto café y tantas conversaciones a los pies de un escenario escuchando a este y al otro estén arruinando un poco mi presupuesto aquí en Tailandia. Pero no encuentro motivación para moverme, al menos en los próximos dos o tres días. Y hablo de esto cuando llevo aquí cerca de diez días, si no son diez ya. Pero, como mucha gente sabe, la prisa mata. Y eso es Pai. Lentitud, sosiego y... arte. Mucho arte en forma de pulseras, brazaletes, cuadros, fotografía, música, flores, comida... Todo eso es Pai.
Que gran descubridor. Aunque no te escriba te sigo muy de cerca. No dejes de escribir. Sigue adelante y no pares de disfrutar!!!!!
ResponderEliminarGRANDE!!!
besos de tito fer